4. Fotografiar en función de las condiciones lumínicas del ambiente

6 12 2009

Fotografía realizada durante un eclipse lunar

La noche es cambiante, empieza con un color y termina con otro, es mágica cuando hay luna llena y estrellada cuando la luna es nueva, se tiñe de rojo cerca de las ciudades y se hace imprevisible cuando hay nubes. Ante tales variaciones debemos adaptarnos y anticiparnos tanto como nos sea posible. Vamos a hacer un recorrido por las situaciones más comunes que nos vamos a encontrar en nuestras salidas nocturnas. Cada situación significa una forma de actuar.

La importancia de las fases lunares

Un buen viajero acostumbra a mirar la predicción del tiempo con el fin de ir preparado con el vestuario apropiado. Del mismo modo un fotógrafo espacioscuro necesita anticipar la calidad y cantidad de luz con la que se va a encontrar en sus salidas. Tener un calendario de las fases lunares le va a ser de mucha utilidad. Un breve repaso sobre astronomía.

Cada 29 días aproximadamente el final de un ciclo lunar da paso al siguiente. Las diferentes fases lunares ocurren por el movimiento que hace la luna con respecto a la Tierra y no por la sombra de ésta sobre el satélite (esto ocurre cuando hay un eclipse). Desde la Tierra vemos siempre la misma cara de la Luna solo que en función de la posición de su recorrido alrededor de nosotros la veremos más o menos iluminada. Estas diferentes fases lunares van a dar más o menos luz a la noche, así las noches de luna llena podremos pasear por el campo sin necesidad de encender una linterna mientras que las de luna nueva caminaremos en una casi completa oscuridad.

En función, por tanto, de estas fases lunares estaremos obligados a fotografiar de una manera determinada o de otra. Vamos a analizar las dos situaciones más opuestas para luego entrar en las situaciones intermedias y excepcionales. Saber no solo abordar, sino anticipar la situación lumínica que nos vamos a encontrar en función del calendario lunar, es de vital importancia para obtener éxito en nuestras salidas.

La contaminación lumínica

A pesar de alejarnos de las ciudades muchas veces nos encontramos con una fuerte contaminación lumínica que impregna el cielo de un tono anaranjado que no suele ser demasiado atractivo. No obstante, hay un tipo de contaminación que puede resultar beneficiosa. Existe una vieja cerámica en ruinas alejada de los núcleos urbanos y que se ha convertido en un clásico entre los aficionados a la fotografía nocturna por la facilidad de resultados predecibles. A unos 300 metros de la chimenea torcida hay un almacén con una enorme farola que permanece encendida toda la noche. La luz de esta farola no parece ser capaz de iluminar a la chimenea pero en exposiciones de varios minutos el efecto es parecido al de la iluminación de la luna llena. No se trata de una luz directa sino más bien residual. Es frecuente encontrar casas en ruinas iluminadas de la misma forma.


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